Además de sufrir profundas dificultades estructurales, los habitantes de la zona padecen ahora la motosierra de Javier Milei, con el recorte de medicamentos que antes les proveía el Estado y que ya no tienen más, y el desmedido aumento del precio de los alimentos básicos. Incluso, algunas pocas obras que se estaban haciendo para llevar agua potable a los pobladores quedaron paralizadas.
En este marco, dos niñas y tres varones, integrantes del Pueblo Wichí, fallecieron entre el 12 y el 16 de marzo. En la zona aseguran que, en lo que va de este año, murieron 11 menores de edad, desde recién nacidos a adolescentes. En todos los casos, la respuesta del Estado fue casi nula.
Es por ello que llama la atención que Mario Mimessi, el principal responsable de llevar asistencia a los pobladores de la zona, no haya dicho nada. Si bien se repartieron alimentos en algunos comedores del norte, la respuesta de su gestión es ínfima, sobre todo para las poblaciones originarias de Rivadavia, desparramadas en un amplio Chaco salteño.
El sistema sanitario está haciendo todo lo posible para recuperar a los niños con problemas alimentarios, pero, una vez recuperados, vuelven a padecer los problemas estructurales de siempre y la ayuda de Desarrollo Social no llega.