Los combatientes de etnia armenia de la disputada región de Nagorno-Karabaj aceptaron dejar las armas después de que Azerbaiyán lanzó este martes una breve pero sangrienta ofensiva militar, lo que supone un impulso para este país en su intento de controlar el territorio.
Aún no está claro si esto conducirá a una paz duradera. Armenia y Azerbaiyán ya han librado dos guerras por Nagorno-Karabaj desde el colapso de la Unión Soviética.
El recrudecimiento de las hostilidades, en las que murieron docenas de personas, alarmó a la comunidad internacional y suscitó dudas sobre la capacidad de Rusia para mantener a largo plazo su papel de agente de poder en la región.
Nagorno-Karabaj, llamada Artsakh por los armenios, es una región sin salida al mar situada en las montañas del Cáucaso y dentro de las fronteras de Azerbaiyán. Está reconocida internacionalmente como parte de Azerbaiyán, pero en ella viven unas 120.000 personas de etnia armenia, que constituyen la mayoría de su población y rechazan el dominio azerbaiyano.
La región tiene su propio gobierno de facto respaldado por Armenia, pero no está reconocida oficialmente por Armenia ni por ningún otro país.
Bajo la Unión Soviética, de la que Azerbaiyán y Armenia fueron miembros, Nagorno-Karabaj se convirtió en una región autónoma dentro de la república de Azerbaiyán en 1923.
En 1988, las autoridades de Karabaj aprobaron una resolución en la que declaraban su intención de unirse a la república de Armenia, lo que provocó el estallido de los combates cuando la Unión Soviética empezó a desmoronarse, en lo que se convirtió en la Primera Guerra de Karabaj. Unas 30.000 personas murieron y cientos de miles fueron desplazadas cuando el bando armenio ganó el control de la región y siete distritos circundantes de Azerbaiyán.
Tras años de enfrentamientos esporádicos entre ambas partes, en 2020 comenzó la Segunda Guerra de Karabaj. Azerbaiyán, respaldado por su aliado histórico Turquía, obtuvo una aplastante victoria en solo 44 días, recuperando los siete distritos y aproximadamente un tercio de Nagorno-Karabaj.
La guerra terminó después de que Rusia, aliada de Armenia durante mucho tiempo pero con crecientes lazos con Azerbaiyán, negoció un alto el fuego. El acuerdo negociado por Moscú preveía el despliegue en la región de unos 2.000 soldados rusos de mantenimiento de la paz para impedir nuevas invasiones azerbaiyanas y proteger el corredor de Lachin, la única carretera que conecta el territorio con Armenia.
A pesar de la presencia rusa para el mantenimiento de la paz, Nagorno-Karabaj lleva nueve meses bajo bloqueo. En diciembre de 2022, activistas apoyados por Azerbaiyán establecieron un puesto de control militar a lo largo del corredor de Lachin, impidiendo la importación de alimentos y haciendo temer que se estuviera dejando morir de hambre a los residentes.
En los días previos a los ataques contra Stepanakert, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Karabaj advirtió que "la parte azerbaiyana ha estado realizando traslados diarios de tropas y almacenando diversas armas... preparando el terreno para una agresión a gran escala".
A pesar de las tensiones, la escalada de este martes fue repentina. Para justificar sus ataques contra Stepanakert, el Ministerio de Defensa de Azerbaiyán declaró que un vehículo azerbaiyano había chocado contra una mina que había sido colocada en zonas previamente desminadas, matando a dos civiles.
Azerbaiyán también afirmó que su ejército había sido objeto de "bombardeos sistemáticos" por parte de las Fuerzas Armadas de Armenia en Nagorno-Karabaj.
Pero el Ministerio de Asuntos Exteriores de Armenia rechazó las afirmaciones de que sus Fuerzas Armadas estuvieran en Nagorno-Karabaj, y que en cambio está protegido por el Ejército de Defensa de Artsakh. "La ayuda de Armenia a Nagorno-Karabaj es de carácter humanitario" debido al bloqueo en curso, afirmó en un comunicado.
CNN no pudo verificar de forma independiente las afirmaciones de las dos partes.
En el momento en el que las autoridades de Karabaj aceptaron el alto el fuego, se había reportado que al menos 32 personas habían muerto y otras 200 habían resultado heridas. La presidencia de Nagorno-Karabaj afirmó que sus fuerzas eran superadas en número "varias veces" por las de Azerbaiyán.
El alto el fuego entró en vigor a la 1 p.m. (hora local) de este miércoles, después de que la oficina presidencial de Karabaj acordó "la disolución y el desarme completo de las formaciones armadas".
Armenia ya no discute que Nagorno-Karabaj forme parte del territorio de Azerbaiyán.
Después de que la guerra de 2020 puso de manifiesto la inferioridad militar de Armenia, el primer ministro Nikol Pashinyan reconoció en abril de este año que su gobierno está dispuesto a renunciar a sus reivindicaciones sobre la región. Argumentó que "la paz es posible" solo si Armenia limita sus ambiciones territoriales a las fronteras de la antigua República Socialista Soviética Armenia, es decir, excluyendo Nagorno-Karabaj.
Ahora, Ilham Aliyev, presidente de Azerbaiyán desde hace mucho tiempo, quiere aprovechar lo que considera su ventaja. Su retórica se ha vuelto cada vez más agresiva en los últimos meses. En un discurso pronunciado en mayo, Aliyev dijo de los armenios de Karabaj: "O doblan el cuello y vienen ellos mismos, o las cosas evolucionarán de otra manera", una amenaza velada de acción militar.
La postura de Azerbaiyán este martes fue inflexible, pues exigió "la retirada incondicional y completa de las fuerzas armadas armenias" y "la disolución del régimen títere" de Nagorno-Karabaj.
Según los términos del alto el fuego de este miércoles, Nagorno-Karabaj disolvió su Ejército, mientras que Armenia ha seguido insistiendo en que no tenía presencia militar propia en la región. Aún no está claro hasta dónde está dispuesto a llegar Azerbaiyán al insistir en la disolución del gobierno de facto.
Rusia es un aliado histórico de Armenia, mientras que Turquía lleva mucho tiempo prestando apoyo a Azerbaiyán.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, declaró que su país apoya "los pasos dados por Azerbaiyán, donde actuamos con el lema de una nación, dos Estados, para proteger su integridad territorial", durante su discurso de este martes en el 78º período de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La propia Turquía lanzó una campaña de limpieza étnica contra los armenios, en un genocidio de los súbditos armenios del Imperio otomano durante la Primera Guerra Mundial.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, expresó su "preocupación por la brusca escalada de tensiones y el estallido de hostilidades".
Sin embargo, los últimos actos de violencia se produjeron en un momento que, según algunos analistas, puede constituir una fractura en la estrecha relación entre Armenia y Rusia.
Armenia ha confiado durante décadas en Rusia como único garante de su seguridad, que Moscú pretende proporcionar a través de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una alianza militar de Estados postsoviéticos que incluye a Armenia pero no a Azerbaiyán.
Pero Armenia se ha sentido más frustrada por la falta de voluntad o la incapacidad de Rusia para defenderla de las agresiones azerbaiyanas, a medida que han ido creciendo los lazos entre Moscú y Bakú.
Ante la incapacidad de Rusia para cumplir sus compromisos, analistas dijeron a CNN que Armenia ha considerado que no le quedaba más remedio que diversificar su aparato de seguridad.
Este mes, Armenia envió ayuda humanitaria a Ucrania por primera vez. A continuación, albergó maniobras militares conjuntas con Estados Unidos. Su parlamento también está a punto de ratificar el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, lo que significa que estaría obligada a arrestar al presidente de Rusia, Vladimir Putin, si pusiera un pie en el país.
Pashinyan criticó este martes a Rusia por no alertar a su gobierno sobre los planes de Azerbaiyán de lanzar una acción militar. "No hemos recibido ninguna información de nuestros socios rusos sobre esa operación", dijo, según declaraciones citadas por Armenpress.
La noticia de nuevos ataques contra Nagorno-Karabaj provocó reacciones crípticas de destacadas personalidades rusas, que mostraron poca simpatía por Armenia. Margarita Simonyan, redactora jefa de la cadena estatal Russia Today, dijo que la noticia era "trágica, desesperanzadora y predecible" y que "el destino de Judas es poco envidiable".
Información previa de CNN: Tim Lister, Gianluca Mezzofiore, Anna Chernova, Nick Paton Walsh, Katherina Krebs, Mariya Knight, Chris Liakos, Maya Szaniecki, Radina Gigova y Alex Hardie.